viernes, 3 de septiembre de 2010

Nota de elboulevard.com.uy

Jueves, 02 de Septiembre de 2010 14:00
Escrito por Mariana Palomeque

¡Actices a Escena!

“¿Vos querés venir a vernos actuar? Mirá que no es fácil” comenta Diego Minetti, director de Las actices, mientras subraya que en escena hay cuatro leonas que se comen al público, jóvenes uruguayas que hacen teatro. Este espectáculo, ganador del Programa A Escena del Mec, se estrenó el 11 de agosto en El Galpón y va todos los miércoles de setiembre y octubre.
Al ingresar a la Sala Cero el acomodador repite a cada espectador la solemne frase que incita a mantener los celulares apagados durante la función. Unos escalones más arriba, las actrices ya están en escena mientras en el público surge la duda de si llegamos tarde o si pasó algo y ellas vienen a avisarnos. Pero definitivamente tras bambalinas está todo en su lugar y Verónica Viera, Lorena Mangana, Etelvina Rodríguez y Valeria De Souza paradas frente a la platea, nos miran con esa mirada de te estoy viendo. Así pasan diez minutos solemnes, los que la institución teatral debe cumplir antes de dar comienzo a la función luego de haber dado sala. No se asusten, porque ahora son menos minutos, pero pueden ser igual de incómodos. Incomodidad que se genera porque son ellas las que nos miran, las que están ahí como diciendo “bueno, me viniste a ver, esto es lo que somos y lo que hacemos”. Semejante propuesta que comienza desencajando al espectador para luego invitarlo a este mundo del teatro en el que esta vez no hay cuarta pared y el jugar a domina la escena. Sobre Las actices y las tablas, Diego Minetii y Verónica Viera dialogaron con El Boulevard.

“Creo que nunca se rompió la cuarta pared, nunca estuvo. No es que dijimos “vamos a romperla”, comenta Viera y agrega que, a pesar de los nervios que provoca estar en escena mientras el público ingresa a sala, “tenés lo diez minutos para vos, para sacar los nervios, analizar, mirar al público y ver con quién jugar”.

Minetti rescata el carácter de estas cuatro jóvenes para enfrentarse al público paradas de pie, sin vestuarios suntuosos y sin una escenografía que las ampare, “están súper vulnerables y encima nosotros las acotamos de que no pueden hacer muchas cosas. Está bárbaro que van conociendo cómo viene el publico, qué energía hay. Creo que en la obra cuando se actúa, en el momento [que se dice] “vamos a actuar”, la idea es hacer un efecto de espejo. Si uno entra a la función pensando en rock´n´roll, dice “pah mira que dominio que tienen, están ahí”, pero cuando hacemos el momento cíclico que volvemos a ese mismo lugar, ellas están súper vulnerables porque es el actor que no sabe que hacer. Es como que te decimos un montón de cosas pero al mismo tiempo nos pasa esto, ¿vos querés venir a vernos actuar? Mirá que no es fácil. Mostrar esa parte humana está bueno, porque a veces el ego no nos deja, es hablar de verdad con la gente”.

El texto de la obra tuvo un largo proceso, al principio aparentaba ser una única escena sin diálogos pero al final del proceso la cosa se revirtió. La idea de trabajar entre compañeros de egreso de la Emad surgió en un viaje de vuelta arriba de un 582, cuando Minetti le propuso a Victoria Vera que escribiera un texto para que el lo dirigiera. “Al principio casi no tenía diálogo entre las actrices y le dije [a Victoria] “está buenísimo todo lo que dice pero no sé cómo carajo lo ponemos en escena. Acá estamos hablando de teatro entonces esto tiene que ser teatro pelado. Y ahí entraba la discusión que también teníamos con Magdalena Paz, la diseñadora, si se hacía en un teatro o en un espacio no convencional. Una obra que habla sobre el teatro fuera del teatro es como tirar piedras desde afuera”, explicó Minetti.

Así fue que luego de tener la idea, el director pensó en las actrices y por medio de un mail que no explicaba quién más estaba invitado a actuar, las convocó a todas juntas, que de entrada dieron el sí y comenzaron a ensayar.

Cuenta Minetti que una vez reunido el elenco planteó que ni él ni la dramaturga “tenemos nada para ofrecer, no podemos dar garantía de nada porque no somos nada, puede llegar a ser una cagada y no hay plata, no hay sala; ideas y ganas hay miles. No hay nombre tampoco. Por eso que agarraran viaje fue muy importante, o sea, lo que había era confianza”. Y Viera agrega, “cuando dije que sí fue como decir bueno yo sé que ellos van a dar todo de ellos y yo todo de mí. La confianza era eso, que íbamos a dar todo”.
Los ensayos debieron apurarse cuando se enteraron que habían ganado aEscena! y debían estrenar en agosto. “El último proceso tuvimos que acelerarlo porque la teníamos planificada para setiembre. Me llama Vicky para decirme que ganamos y que estrenábamos en El Galpón y le dije “bueno, me pongo a hacer lo que no me gusta hacer, armar las escenas”. Entonces al ensayo siguiente empezamos a probar lo de los diálogos, porque los monólogos de ellas, los de otros textos, son ideas de ellas” comenta. Porque entre las cuatro actices hay un vínculo que las une, ser mujeres que se dedican a hacer teatro, y como tales en algún momento de su carrera soñaron con hacer la mejor interpretación de alguno de los clásicos. Entonces cada una de ellas tiene su foco durante el espectáculo, jugando a ser.

VV- Victoria escribió muchísimo. Los primeros ensayos nos dijeron que improvisáramos sobre juegos muy metodológicos y ella llevaba la computadora y escribía y nos traía un libreto y otro y otro. Hasta que un día Diego le dijo “bueno ya está, este es el último”.

DM- Dramaturga in situ le habíamos puesto, creamos una figura teatral nueva. Ríe.

VV- Y lo de los monólogos fue uno de los primeros ensayos que nos dijeron que teníamos que llevar un personaje clásico.

DM- Podían trabajar en diferentes planos, o sea que aparte del personaje de la obra eligieran algún monólogo que fuera el que más le gustaría hacer del mundo de los clásicos.

VV- No significaba que a la actriz fuera el que más le gustara hacer. En mi caso fue al revés, la actriz quería hacer a Elena y le toca Écuba, pero en realidad a mi me gustaría Écuba y muero si me tocara Elena.

DM- Estuvo buenísimo. A mi me parece que son momentos muy lindos de la obra, y que se ajustan al momento de juego. Lo que más se va a defender es lo que uno quiere hacer. Cuando uno quiere hacer tal cosa la va a defender a muerte y chau, no hay un director que venga y mueva macaquitos. Esto es diálogo y ahí es donde ellas van a defender más.

Las actices nos presenta a estas cuatro mujeres, que además de dedicarse al teatro viven su juventud con todo lo que en ésta implica su género. Se plantean cuestiones que van más allá de las tablas, tabúes sociales, roles discutibles, complejos psicológicos. Y, como se está jugando a ser, para el público resulta bastante liviano escuchar sus declaraciones. Pero lo que Minetti, Vera y las cuatro actrices proponen es más que ir a pasar un lindo rato al teatro.

“No es fácil ser hombre y no es fácil ser mujer, pero hay una presión de muchos años sobre las mujeres. Mucha gente se ríe en algunos momentos porque estamos acostumbrados a que las cosas crueles de la vida uno las ve en forma irónica o exagerada y tiende a reírse, nosotros también buscamos generar el momento de la cachetada. Auque no nos cacheteemos con todos los temas, que después piensen un poco. Hay situaciones que parecen comunes y tendemos a pasarlas por encima. ¿Por qué tu novio te pregunta con cuantos tipos estuviste? Es una situación violenta, ¿por qué te tiene que hacer esa pregunta? No te la tiene que hacer, y sin embargo todos los tipos la hacemos. Y así mil cosas más, ¿por qué la mujer tiene que estar pendiente de su imagen todo el tiempo o controlar su vida a partir de los cambios de peso? ¿Por qué si una mujer tiene una acción de cariño para con otra tiene que ser lesbiana? Hay cosas que nosotros impulsamos para que luego haya quiebre. Nosotros no queremos ser políticos en el teatro porque te embola y el mundo está en otro ritmo. No importa la historia sino quienes la viven y cómo son, porque ahí es donde queda la huella”, subraya el joven director.

“El teatro viene muy solemne, a pesar de que perdió solemnidad comparado con el de hace cincuenta años, viene como “es teatro y somos actores”. Y no, somos laburantes como cualquier otro y en ésta estamos. Si verdaderamente consideramos que la obra termina en el público, que es un diálogo, trabajémoslo. Si somos irreverentes o lo que sea, no estamos inventando nada ni nos queremos hacer los locos. En el ensayo general algunos conocidos nos dijeron que teníamos que llevarlo más al extremo, que [las actrices] se tienen que besar, vomitar, y ya hay gente que hace eso, ya está. Eso también está dentro de una estructura, nosotros tampoco queremos estar dentro de una, queremos dialogar con todas, agrega Minetti.

Se preguntarán por qué son actices y a causa de qué falta la ere. Pues bien, no deberán más que animarse a conocer cuatro historias, sueños, complejos, obsesiones, sin olvidarse que el juego nunca se queda en las tablas.